Aquel comentario le había causado una genuina risa. —También he pensado por siglos que ese ser tiene muchos fetiches raros.— Ladeó el rostro ligeramente, interesada por la reacción de la albina ante su cercanía. —Tranquila, Angel. No voy a comerte.— Lo pensó un poco. —Bueno, quizás de la manera divertida.