–Me das tantas cosas que tenerte paciencia no es un problema.–

Así como se acoplaban al tocar en la banda así habían comenzado a acoplarse en su relación, si él lo abrazaba el ya estaba correspondiéndole de igual manera, si él le besaba...no había ninguna duda que el mayor lo besaría también.

Sus manos fueron a su nuca, acariciando esta a la par que su cabello, si debía admitirlo a él también le gustaba su cabello, al igual que sus facciones, su estatura por el encima de la propia y esa demandante y agradable personalidad. Amaba lo bobo que parecía aveces solo para hacerlo reír, los besos que le daba en la mejilla para saludarlo y también amaba mirar esos ojos verdes en los que podía perderse.

–Entonces tendré que dejarlo crecer, piensa que con cada centímetro que crezca será al equivalente a como yo te iré queriendo más. Solo debes quedarte lo suficiente si te pica la curiosidad de saber cuan largo será mi amor por ti.–