**No le diría que su ropa actual parecen andrajos, para la ocasión en que lo necesita. Sin embargo, quién conoce al príncipe notaría lo tenso que se encuentra. Normalmente se quedaría a mirar lascivamente al chico, en lo que este se desvistiese y se viste con los nuevos atuendos; pero no lo hizo.

Abajo, en el salón principal, el joven paladín quedaría un tanto sorprendido de ver quién está sentado en el trono, ante la corte.** ¿Y su majestad? **Inquiere con un tono frío hacia Ellian.
Su medio hermano, con la apariencia de un principito de porcelana, sentado en ése imponente trono forjado de los huesos de los dioses, y sus débiles brazos posados en los cráneos de los mismos; a Eberhard le resulta una visión sumamente desagradable e insultante para todo el orgullo de un verdadero esparvus.
Casi no controla el impulso de subir los escalones y clavarle una daga en la quijada para hacerlo callar de una vez por todas, cuando Ellian, esbozando ésa odiosa sonrisa plácida y "amable", respo