—¡¿Qué?! ¡¿A él?! —Rina, en cambio, carecía de tacto y misericordia alguna. Simplemente lo apuntó con su índice como si no estuviera allí, oyendo hasta sus pensamientos— ¿Por qué deberíamos hacerlo, eh? Es grosero y ni siquiera parece tener dinero. —mira quién lo dice. [?]