Para la virgen negra, el saber que Zoé aún conservaba la historia de su legado, legado que le fue arrebatado por la corona europea, le parecía sublime. Era algo único y maravilloso de contemplar. Los aquelarres, las tradiciones vinculadas con la magia espiritual y los elementos del natura, aún se mantenían encendidos en la joven nahual, y eso, la italiana podía sentirlo perfectamente bien. — Todas las brujas tenemos un precio que pagar, querida… ¿Qué estarías dispuesta a hacer por la absolución? ¿Qué estarías dispuesta a dar a cambio de la liberación de miles de mujeres sagradas como tú y como yo que fueron capturadas y torturadas por los representantes de dios en la tierra? — Se quedó callada, esperando alguna reacción, alguna respuesta.