Habían compartido momentos así antes, por lo que se sorprendió al darse cuenta de que su corazón latía demasiado rápido, resultado probable de la ternura en la expresión de la humana.

Asriel, sin embargo, no tomó sus palabras como un halago, y luchó para que la ansiedad no fuera evidente. —¿T-tu crees?

Falló disimulando, más no lo hicieron sus modales. Aunque nervioso, la envolvió con sua brazos para que no sintiera frío. —Tu también eres calida, aunque no estes cubierta de pelo como mamá y yo.