Alguien podría decir que no había pasado nada hace unos días. Las bromas cesaron por un par más. A ella tanto a Redford se les había asignado limpiar las aulas por tres semanas después de clases.
La princesa Thunderbird parecía una vez más la misma chica de porte elegante pese a que había estampado su puño en la cara de su otro compañero. Crisant sonrió de solo recordarlo mientras fregaba la ventana y su cabello hacia un maravilloso trabajo al cubrirlo.
Seguramente ella se daría cuenta, ahora Faye era más temida que antes.
— Creo que un poco más y terminaremos el castigo —