— Independientemente del repudio que guardo en mi corazón para con el resto de dioses, a ti, a Artemisa y a Hécate jamás podria odiarlos. Después de todo, son sangre de mi sangre y carne de mi carne. Hijo de Leto, no me equivoqué al obsequiarte el oráculo cuando eras aun un niño, sin embargo, me veré en la necesidad de hacerme una vez más de él. No te atrevas a contradecirme, cariño.
