Entre lóbrega noche, el silencio sepulcral regía acompañado de una empoderada e inigualable diosa: la embelecida Luna, quien daba paso a liberar los seres más sombríos pertenecientes al basto mundo terrenal. Aullidos resonantes acrecentaría lo inexplicablemente tenebroso en el bosque, dando aviso sobre acto de presencia a ellos los regentes de la noche: Predadores innatos, estupendos cazadores; el hambre de carne siempre presidía al nivel segador evidenciado en tan filosos y feroces colmillos dispuestos a devorar una exquisita presa débil e inferior.
*posando junto a ella es que luego se fija en su entorno, olfateando al aire buscando captar algun aroma que se le hiciera apetecible, tal vez un ciervo, jabalí, cualquiera era bienvenida para ella pues no es exigente con la comida. sus orejas se movieron en direccion a un matorral donde al parecer habia movimiento, y rapidamente corrió hacia el esperando hallar algo bueno*
