**Había llegado el día. SU nueva mercenaria, Miriahn, le había pedido que rescatase a su padre, de una segura ejecución, efectuada por Giselle, la Usurpadora. Si bien, en un inicio lo había pensado metódicamente, pues, tanto ella, como su paladín y protector, estén en acuerdo que aquel sujeto no era más que un sádico cobarde, y, hasta cierta manera no habría que arriesgar la vida, por un ser como aquel. La mera meta de ganarse la lealtad de la guerrera, es lo que impulsó a la joven a hacerlo. Pues, no puede ser una Reina seguida y respetada si ella no hace más que exigir lealtad (...)
**El mayor, pese a que no puede ver más que siluetas en el frente, sabe que es una chica, de una estatura demasiada pequeña, quién lo está atendiendo en ése momento. Y, al suponer que es alguien joven, debido a que estira su mano, a la búsqueda de su rostro; mientras siente aquella comezón fastidiosa.** ¿Sabes que al curarme no lucire exactamente como un caballero? **Sin duda, aún le pesa, en cierta medida, repudio de Ashtelya, y por quién realmente pasó por toda ésa tortura, al buscar vengar su muerte.
Por otra parte, aunque la gema es alejada de la chica, ella permanece inerte sobre el suelo, con los ojos entreabiertos y demacrada, como si hubiese hecho uso excesivo de su poder y estuviese al borde del colapso. En contra parte con la gema que, al depositarla en el cofre, brilla con un fulgor enardecido y, no sólo éso, sino que se puede apreciar una sombra dentro de la misma moverse levemente. Una sombra que asemeja más al feto de algo que propiamente a un ser de oscuridad.**
