El hombre tomó el mango de la espada en su cintura y lentamente la desenfundó hasta dejar aquel blanco acero libre apuntando directamente a la peliroja.

— La danza de las 9 espadas no puede ser sin mis hermanas no crees? ~ Se gentil conmigo, suelo pisar .

Subió la punta de su arma al cielo poniendo este frente a su rostro a manera de saludo, mientras que aún estando invisibles, las 4 espadas a sus espaldas se alejaron para no intervenir.