Los sirvientes trabajaron diligentemente bajo la guía de Eremes, y pronto todo el banquete estuvo preparado. La mesa estaba cuidadosamente decorada con las flores que Eremes había seleccionado, y los platos estaban dispuestos de manera hermosa y apetitosa.
Eremes observó con satisfacción el resultado de su trabajo y agradeció a los sirvientes por su ayuda.
*se mantuvo en su lugar, observando con admiración a Freya mientras descendía lentamente y flotaba sobre el suelo con elegancia. Su presencia siempre había sido imponente, pero esta vez parecía aún más majestuosa. Cuando Freya finalmente llegó a la mansión, escuchó las palabras de la Diosa con atención, agradeciendo a Hilda por la invitación y halagando a su pueblo y su gente. Ante el comentario de la diosa, Eremes frunció el ceño ligeramente, no por desacuerdo, sino por incertidumbre, quizás simplemente se refería a los otros dioses guerreros de Asgard que se encuentran en la celebración, prefirió no hacer comentarios al respecto, ya que no quería causar un malentendido o una situación incómoda, mantuvo su rostro sereno y esperó a ver cómo se desarrollaría la conversación.*
