— U-Uuh...— tragó saliva. Llevaba malas costumbres consigo desde hace años como para omitir el fuerte olor a cachorro y leche materna que éste indefenso llevaba encima.
— ....Pero un rato. — Acabó por decir conforme estiraba los brazos hacia ella para recibir al rosado de colores cambiantes. Lo sujetó por debajo de los brazos para dejarlo en el aire a la altura de su rostro unos segundos, para investigarlo detalladamente.... Y su nariz para reconocerlo... Y abrirle el apetito.
— Se parece bastante a ti. Será por lo alegre. — respondió a sí misma al cambiar miradas entre una y otra. Ambas sonreían igual, y sentía la misma energía emanar de ambas al sentirse observada.
Reposó con cuidado a la criatura entre sus brazos y pegada a su pecho semidesnudo. Con a zurda libre, apoyó la palma estirada sobre todo el cuerpo frontal del bebé para recibir los latidos directo en la zona.
— Has hecho un buen trabajo, Emi. Se ve sano.— esbozó una ligera sonrisa, la más grande que había ensamblad