**Su piel reacciono al tacto ajeno, era un tacto que se podía percibir lleno de calidez y caridad, tanto que le resultaba malditamente familiar. La contracción de sus pupilas no se hizo esperar, mientras sus manos quedaron quietas al tenerla justo en frente que habían olvidado sacar su estuche de plata.

Una gota de sudor resbaló sobre el hemisferio izquierdo de su rostro, hasta su barbilla, claramente había podido sentir el fresco rastro que aquella partícula había dejado. Le erizó la misma. Sabía que una búsqueda seria inútil, por lo que este tomó su mano delicadamente y aún con aquel titubeo. — No... eso será en balde, miss. No hay más necesidad de... — argumentó, al tiempo en que al sostener su mano, lo hizo firmemente y sin lastimar. —No más búsqueda...—**