— No puedes engañarme, he visto como vas y le bates la cola a otros tipos, ¿sabes como me indigna eso?—
Esa maligna sonrisota se dibujó en los labios del rubio, quien ahora sujetando los extremos de una correa para adiestramiento de mascotas se acercó a la castaña.
— Es hora de recordarle a Puchi, ¿Cuales son las cosas que debe y no debe hacer?—