* Su aliento desprendía un aroma frutal, o menta quizás por los dulces que se había atrevido a tomar de la enfermería. Parpadeó e intento molestarse o decepcionarse por las palabras del muchacho pero, no. Una vez más él robó su atención, dejando de lado el futuro reproche. ─ ¿Ya te he dicho lo que pienso de tu cabello? ¡ Es como boom! ¡Eres una explosión total! ─
Pasó su mano por su cabello, peinando éste.
Parpadeó inocente, y suspiró. *
─ ¿Cuándo comprenderás? ─ *Dictó finalmente con un tono de seriedad, aunque con el típico faz endulcente e infantil. Como si hablará de lo más normal del mundo.
─ No me agradas, Bakugou-kouhai-kun. Me gusta la forma en la que explotas y no temes decir lo que se te venga en mente. No pretendo que seamos amigos sino se dá, Demo, ¡Nos veremos las caras un largo tiempo! Puedo sobrellevarte aún con tus palabrotas y, no eres tan malo, entonces.. ¡Quiero entenderte! ─.