... -Esbozó una amplia sonrisa al escuchar la respuesta de su pareja, soltando una ligera risa de sus labios. La ternura e inocencia del peliverde le enternecían en sobremanera, sin poder evitar alejar su mirada de la de él.

En ese instante, uno de los meseros del restaurante se acercó a la mesa de ambos, entregándole a los dos las cartas con el menú del establecimiento. Abriendo el suyo, el pelinegro contempló la variedad de pastas y salsas a elegir.

-Yo escogeré la pasta y la salsa. Puedes elegir el vino que más te guste: Me interesa saber tus gustos en ese ámbito. -Le sugiere con caballerosidad, mirándole a los ojos.