Night City era un lugar atrapante, y aquellos con fuerza de voluntad baja no solían salir bien parados entre tentaciones y adicciones que eran constantes en ese infierno de neón que los rodeaba. Dreizhen no era la excepción de aquello, al menos hacía unos meses. Las constantes pérdidas de seres queridos y amigos le habían hecho un adicto, pero no adicto a las drogas o estimulantes, ni siquiera el alcohol o el cromo era su verdadero problema. Antes de conocer a R7 su obsesión era con la muerte, y el pensar en vivir solo en el presente ya que esta podría llegarle (..)
Los segundos se convirtieron en minutos, y los minutos en horas, hasta que después de tantas vueltas, R-7 parecía estar a punto de darse por vencida en un pequeño “barrio chino”. A estar a nada de romper en llanto por su error, justo cuando fijo la mirada hacia el frente, noto el establecimiento que buscaba desde un inicio. Alegre, y aliviada, jalo al joven hacia el puesto, y pidió diversos platillos para compensar su falla.
Paso un pequeño lapso de tiempo de espera, hasta que el cocinero entrego sus platillos sobre la barra del pequeño puesto. Tomando uno de los platillos con delicadeza, y agitando un poco el alimento, tomo una parte del mismo entre los palillos, y dirigió el bocado hacia la boca del joven. ━━ Vamos, Dreizhen-san. Di, “Aah” ━━
