Aquel día comenzaría como cualquier día normal, si bien la noche anterior había caído bastante rendido por sus ocupaciones nocturnas por lo que durmió unas 12 horas seguidas, cosa inusual para el joven. Vistiendo una remera blanca y pantalones de dormir, y con pies descalzos, el varón pelinegro pasó a su baño a tomar el cepillo dental y comenzar a cepillar sus dientes con rostro adormilado.
(...) decidió extender esa pequeña "rama" al darle su contacto, ya que como bien se sabía en Night City el tener contactos para ciertas cosas podía llevar al éxito y en muchas otras ocasiones a la supervivencia.