-Qué humano tan curioso. -Kanato camina a paso tranquilo y con gran elegancia, viendo a ese joven por medio de sus cristalinos orbes de tono lila.-

-Por ahí no, mi estimado. Solo encontrarás a la muerte y no hay nada que decir o ver cuándo está presente. -Giró su vista de reojo denotando esa gran raíz impreganda de sangre humana, apegando los dedos índice y medio para tomar una pequeña muestra de sangre y posteriormente degustarla cómo si fuese un dulce.-

-Está fría... Qué desperdicio.