Creo que le darían mucho asco los bichos. - Rió también por la broma de la pequeña. Aunque ya no era tan pequeña, cada vez lucia más como ella. Ambas se parecían a su fallecida madre. Por otro lado, Dhara tenía un poco de su papá también, aunque para Diana ambas eran divinas y las adoraba.

Después de la ronda de jugueteos, Diana se quedó oyendo la pregunta de su hermana. Mientras su mente divagaba de qué podía pedir, le acarició la mejilla derecha con un pulgar.

- Por supuesto, sabes que soy muy complaciente contigo. ¿No? - la mirada se clavó en la ajena, los ojos de Diana parecían llenos de curiosidad. ¿Qué podía querer una niña como ella? Si lo tenía todo.