- Habia salido de paseo por la ciudad, aquella noche deseaba alimentarse y distraerse un poco con el bullicio. Sería de pronto que sentiría un aroma conocido, su propia sangre bajando desde su ojo izquierdo por su rostro. Movió su lengua hacia aquella zona para limpiar un poco más en vano, la sangre no paraba y debió meterse por un callejón antes de llamar la atención de los humanos -
Si... **Resopla con suma seriedad, añadiendo después.** Si hay de todo... **Al igual que la chica albina frente a él; el joven esparvus lo dice desde la perspectiva de su casta. Ya que, a diferencia de ella, se considera uno de los esparvus más crueles, siendo estos, famosos por ese rasgo de actitud. Por el contrario, los que son compasivos le parecen insulsos, torpes y nada necesarios.** Con sangre esparvus ese padecimiento puede desaparecer... **Expresa con cierta frialdad, esbozando una media sonrisa cruel y un tanto sardónica.**
