¿Un capricho compartido? -Sus brazos lo envolvieron, trenzándose por encima de sus hombros ni bien el abrazo que los mantenía unidos la estrechó un poco más. Sintió un cosquilleo atravesándole la piel, incrustándose debajo de ella y todo lo que pudo hacer fue responder con una caricia: sus dedos habían comenzado a enredarse en los delgados cabellos nacientes de su nuca, jugando con ellos y con su piel.- Quizá podamos hallar nuestra propia casa rodante con uno dentro. -Estaba aventurándose a la idea. No estaría mal, después de todo, traer aquel pequeño capricho nostálgico de regreso a la felicidad de su presente.-