Sin ruido. Un contrincante de guantes blancos. Saitama se mostró un poco sorprendido porque no había llegado a percibir al acechante en esta ocasión. Sin embargo , la cosa no fue más allá como para que el abandonará su postura inmóvil, a guardia baja y con hombros caídos . O su gesto solemne incomodo casi al borde de la indiferencia.

El solo parpadeo y señalo al supuesto demonio con el pulgar derecho .

—Se ve más avanzado a lo que suelo encontrar. Al menos no me da discursos de superioridad—comento y se giró volviéndose a la criatura. —Bueno ya , deja el lío quieres?

Plap! . Un cachetazo. Un simple , sencillo e insignificante cachetazo y eso fue suficiente para que el demonio comenzara a desintegrarse.