continuar, Palizcuemiztl giró su vista de reojo a la joven haciéndola callar, cuyo acto orgulloso y prepotente formaba parte del riguroso entrenamiento, especialmente si se proviene de una familia noble.-
P: Puedo verlo, sus armas son distintas a las nuestras. -Retiró de su cabeza el largo penacho con plumas de águila y quetzal, haciendo juego con su demás indumentaria de un guerrero águila, incluso haciendo un momento de lado el largo escudo de oro y la lanza de obsidiana con plumas de águila.- P: Sabes... Me preguntó qué tan feroz y cuán osadía suele mostrar frente a un enemigo. -Fijó su vista en el albino, evaluandolo con esa pesada mirada.-
A: Basta, Palizcuemiztl. En la mesa y frente a los alimentos, no sé habla más. -Indicó la anciana siempre manteniendo esa paz en el hogar y a sabiendas que los jóvenes frente a ella iban a obedecer, un anciano siempre es bien respetado.-