—¡Wha!
Y ahí estaban sus ya conocidos insultos que no le afectaban como en un principio. Lo que sí logró sorprenderla fue enterarse de que Segundo estaba molesto porque no contaba con la atención de Anya como lo hacían las otras niñas que besaban el piso donde él había pasado.
Sonrió con más confianza ahora que tenía esa información pues sería de bastante ayuda para ejecutar su nuevo plan B.
—Si Segundo quiere tener la atención de Anya tendrá que hacer dos cosas...
Levantó su pequeña mano mostrándola al mencionado; levantó su dedo índice.
—Número uno, debes comprar pastelitos de maní para Anya.
Su dedo medio se unió al índice una vez terminada la primera condición.
—Y número dos... debes invitar a Anya y Bond a tu casa para jugar. Sólo así tendrás su atención.
Terminó su pequeño pliego de peticiones cruzando sus brazos a la altura del pecho con expresión triunfal, nada podía salir mal, era el momento de lograr parte de su misión.