— Dios... se cree un dios este pilar. Disculpa, ¿en qué momento se liberó el puesto del pilar de la idiotez? Te quedó bastante bien ese puesto eh, deja de decir ridiculeces de una vez y coopera para que mi hermano te arranque los ojos, hoy nos apetece unos como postre. — Se reía de las palabras de su hermano a modo de apoyo, ya que le entretenía bastante como llegaba a jugar con la comida antes de empezar con cada festín. Los fajines Obi florales comenzaban a elevarse detrás de los hermanos, preparándolos para atacar en el momento que se requiriera conforme una sonrisa burlona se dibujaba en el rostro de la albina. — Yo que tú lo pensaba tres veces, en caso de que dos sean pocas... no eres el primer y último Hashira que veremos pasar por aquí. —