—Quizás sea porque no soy de andar en grupo— y, mientras tanto, cierra los párpados ocultando los ojos de mirada fría y desafiante, como si su alma ha sido forjada en el mismísimo infierno.

—Para mí sólo existe el campo de batalla, una vez la guerra termine aquí, dará comienzo en otro lugar, antes que sanen las heridas, no habrá tiempo para que los perros se laman las heridas entre sí.— agrega con desprecio y soberbia, refiriéndose a los caballeros que creen que un día alcanzarán la paz o el fin de las guerras.