La noche estaba llegando, el viaje había sido muy largo, de cuando en cuando abría la maleta, solo para ver si Valentine estaba bien y dormia, descubriendo que así era, volvía a cercarla, y continuaba con aquella huida. Nadie se atrevía a cuestionar que llevaba en ella que cuidaba con tanto recelo, pronto el sol comenzó a bajar, miro hacia atrás, satisfecho de saber que había bastante tierra de por medio entre ellos y la familia del menor. Su llegada a San Sebastián le brindo la calma que deseaba, pronto se encontró en una callejuela no transitada, busco dónde apoyar la maleta y la abrió(...
Había olvidado que seguían acompañados, aunque no se le podía culpar demasiado, ya de por si era distraído por naturaleza y con toda esa emoción que sentía poco podía concentrarse en detalles como esos, se despidió con una sonrisa adorable de casera y cuando por fin estuvieron solos suspiró —Si, no quiero que nada nos moleste por un tiempo... Además mientras más retirados los lugares más fácilmente será cazar para ti— Después de todo, el volúmen de comida que necesitaba cada uno era diferente.
—Se siente tan bien no tener que preocuparme por nada, todo ese infierno se acabó...— Claro, aún tenía miedo de la persecución que seguramente se daría detrás suyo, pero por ese momento no quería pensar en ello, había decidió dejar sus preocupaciones tan atrás como lo había hecho con Francia.
