Ella sólo miró hacia la puerta de su habitación y luego la ventana, pensando por dónde pudo haberse metido.

—¿P-puedes irte por favor? O llamaré a mi... a mi papá o hermano, ¡y son muy fuertes y molestos!— estaba exagerando para asustarlo, ya que estaba incómoda con que estuviera en su habitación cuando se iba a cambiar.