Le acuso con el índice. Aunque en realidad probablemente se debía a su temperamento y propia vanidad la desafortunada selección de palabras, pero ya no había nada por hacer y a decir verdad estaba disfrutando mucho aquel nuevo aspecto físico. — ¿Ya terminaste de entrenar con tu padre? ¡Que nuevas habilidades tienes! ¡Ansió poder observar tu progreso! — Cambio el tema ingeniosamente sabiendo lo mucho que le gustaba a su hija hablar de ella misma.