[code]—Ya-ya-no... —Su diminuta mano estaba apresada por la contraria y su cuerpo tan suave de albo malvavisco pendía en una cuerda floja a merced de su captor. La necesidad de sobrevivir palpitaba haciendo bullir el ardiente flujo de sangre del tierno contorno de su cuello. Gotas rubíes lenta, muy lentamente bajaban directamente a la lengua del vampiro, quien le recordaba de esta humillante forma cual era su lugar; lamía ambos orificios rojizos bordeados atractivamente del merlot manantial. ─¡No! Déjame ir... —Escuchó su advertencia, haciéndola sobrecoger tan vulnerable con sus facciones de mimosa cachorrita suplicando esos ojos inmaculados que la suelte. Pero, luchó al verlo aproximarse con esas inmorales intenciones, golpeándole la blonda presea con su única manos libre en el hombro repetidas veces.[/code]