-Tomoko no respondió a las palabras del rubio, porque es demasiado tímida y esa terrible fobia social nunca le permite entablar conversación con otras personas.- -Hai. -No dijo más, manteniendo su mirada cabizbaja y sirviendo de apoyo para el joven.-

-No paso mucho tiempo desde su encuentro hasta la casa de la pelinegra, donde una vez ahí, ella abrió la puerta y condujo al joven a su habitación personal, sentándolo en el sillón cercano a su escritorio.- Espera. -Mencionó cabizbaja y en susurro, dejando a solas al joven por breves segundos y dirigiéndose al cuarto del baño, donde una vez ahí, tomó algunos utensilios de curación regresando de nuevo con el rubio.-