Lentamente reposaría sobre el sofá individual que yacía al centro de la estancia. Una magnífica alfombra persa adornaba el suelo de madera recién barnizada y el fuego calmo iluminaba cálida y pobremente la habitación, delatando detalles y artículos variados entre los muebles de viejo roble.
— Si vienes hasta mis aposentos, ten la amabilidad de presentarte... Creemos historias divertidas.~ — Murmuraría la dama de oscuros tonos mientras inclinaba el rostro hacia un lado, sonriendo de medio labio.
Divisaría a su visitante de reojo, arqueando una ceja con curiosidad.
— ¿Qué te trae por aquí? — Cuestionó tras observar la copa de vino que jugueteaba entre los dedos. Se levantó de su afelpado sillón y caminó hasta un buró de viejo roble cuyo cajón abrió. — ¿Quieres jugar? — Continuó mientras tomaba con los dedos de manera delicada unos acartonados papeles, extrayéndolos de la protección contra el polvo y el tiempo.
