Veo cómo Daris se va en gran estilo y es entonces que noto la llama de David y de inmediato regreso a su lado, para sentarme en sus piernas.

-Todo bien? Te veo...triste. -

Me parece más que gentil preguntárselo aunque si una parte de mi está lista para recibir una inocente mentira.

Siento el perfume del chocolate y de inmediato me hace recordar aquella primera y maravillosa cena juntos. Si me hubieran dicho que meses después, estaría sentada sobre las piernas de aquel apuesto y misterioso hombre, me hubiera echado a reír, sin dudas, pues jamás pensé que tan esplendido hombre pudiera enamorarse de una como yo.
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