Siempre y cuando no estén tan duros como los de la última vez, lo acepto. -Ríe un poco, recordando aquel pan de carne que antes le había golpeado en la cabeza y hasta lo dejó medio menso. Aceptó este sin dudarlo, aunque cuando habló del picante, hace una pequeña pausa de su intento por comer.-

No sé si me gusta, de hecho ni siquiera lo siento... -Pensó mejor lo que estaba diciendo, no quería entrar en conversaciones que le obliguen a mentir, ya que es pésimo en eso.- Eh... porque me duerme la lengua, si, eso.