-No le mordió con mucha fuerza, le jodió mas que nada que Angy no gritara como se imaginaba que lo haría una niña, al fin y al cabo ella no era como todos los demás, era como el, un perro abandonado en la calle, supuso que aquello fortaleció el carácter de la chiquilla, por mas que lo ocultara bajo la mascara de dulzura casi diabetica. Andi soltó la muñeca ajena, y se sentó frente a ella, cruzando las piernas en el suelo-...¿Donde escondiste mis cigarros? Ayer te vi jugando con la caja. -Dijo, espontáneamente, le habían entrado las ganas de fumar, extendió su diestra, aquella mano bien adornada con anillos de bronce y plata, al igual que el tatuaje que le recorría la muñeca, enrollando en ella la vibora negra.- ...A veces pienso que lo mejor seria llevarte a servicios sociales...no entiendo que hace una niña como tu con un truño como yo.