Un empujón inesperado causó que su hoja y sus lentes cayeran al suelo, y se sostenía de la pared encorvado. — Ah, tanomu yo... — Murmuró por lo bajo, tratado de ver a quien había impactado para disculparse, se giró sin levantar los ojos, e hizo una reverencia. — Gomen ne, iba muy distraído y no me fijé al caminar.