-Choco con más de una persona, hombres y mujeres, era horrible. No solo era la sangre, sus muertes podían sentirse en toda su piel. Se le revolvió el estómago.

Si, se detuvo en el callejón, rasguñando una de las paredes mientras contenía el deseo de vomitar, su cabello no cambio de color por el miedo, más bien, se hizo más oscuro.

Cuando escucho la voz del castaño fue que se dió cuenta que había corrido demasiado, y aunque se seguía sujetando el pecho no se negó a revelar que estaba ahí.-

A... Aquí...