-Tenía un pequeño dulce entre sus dedos, y la pregunta arribo a sus oídos en el preciso instante en que le metió una mordida. Su gesto expresó desaprobación, era claro que odiaba tocar el tema pues aún no estaba de acuerdo con que se quedaran.

Mastico mirando a los que iban caminando cerca de ellos, y a regañadientes estiro una mano fingiendo que iba a caerse, consiguiendo así poner una mano en el hombro de una victima. La visión podía no ser precisa sin contar con los fallos que como oráculo tenía, pero esperaba que algo de lo visto fuera rescatable.-

Disculpe, me tropecé...

-La mentira estaba ahí pero no pudo mirar el rostro confundido del hombre, pues de inmediato aquellas espantosas imágenes cruzaron su cabeza, eran ciertamente peores que las que había tenido en el bar y por eso se alejó corriendo casi temblando.-