La mirada vulpina, fija en la opuesta hasta ese último tramo desde su cuello al busto, si bien no robó una sonrisa, sí que un suspiro que destila complicidad. Relamió sus labios, secos por la respiración ligeramente agitada. ¿La emoción del momento? Es posible, pero también la que inspiraba la diva en el encuentro. Sus acciones no sólo hacen erizar la piel de Ahri, también su cola reacciona, posesiva y sorpresiva se enrosca en uno de los muslos femeninos de su compañera.

—No, siempre lo mejor sucede en privado. Ya sabes lo que dicen: Es mejor en la oscuridad. [?]