❝ ¿No entiendes mis palabras, ramera? Dije que me muestres algo más o te haré un camino directo al basurero.

No jodía, Neón no jodía con aquello. Era un psicópata funcional, y la pesada Malorian ardiente respondía solamente a sus caprichos de cromo con balas inteligentes explosivas. Quería ver algo más, lo que fuese, porque la sensación de saciar estaba muy lejos todavía.

El rostro del cyborg se dividió, permitiendo ver su rostro detrás del visor, con sus ojos rojos y la piel tersa, mantenía la boca prostética, que era una mandíbula de acero con dos colmillos brillantes, como si fuesen diamante.
Neón tiró hacía atrás la perilla, como si se preparase para disparar si ella no actuaba, no hacía algo. Él quería una sorpresa, quería ver que significaba realmente lo que Liz era ante una situación de muy extremo peligro. Al hablar dentro de su mente, podría oír las risotadas del borg, que implicaban su nula cordura manifestada en una presencia irreal.

❝Decide.

Quizás fuese la poca práctica que Liz tenía para esas cosas, pero empezaba a sentir un poco de dolor en su sien, como si se le agotaran las energías; quizás fuese tener que regenerarse de una herida severa como perder su brazo. Le puso nerviosa que apoyara la pistola entre sus piernas, no sólo porque iba a doler muchísimo, sino porque dañaría irreversiblemente su tatuaje de mariposa, que tanto le gustaba.

En el mejor de los casos, no le dispararía, pero desconfiaba que eso sucediera, ¿así que por qué no ganarse el disparo de manera justa?

—Hay muchas cosas que no sé hacer aún, por eso debo seguir investigando... —Y empezó a hablarle mentalmente, a sabiendas que no le gustaba, fijando su mirada en el visor ajeno.— Hay sólo una cosa más, pero algún día que tenga que alimentarme frente a ti podrás verlo, por ahora no puedo sacarla voluntariamente, es algo instintivo. Lo demás creo que no funcionaría contigo... dudo que pueda debilitarte con un beso.

Sin dudas pocas cosas lograban superar la tech de Neón. Y aún menos alcanzaban a nublar sus visores avanzados, pero así fue. El boogeyman quedó ciego por suficientes instantes como para realmente soprenderse, y así un quejido gutural salió de su comunicación antes de volver a hablar.

❝ Interesante. Realmente eres una ramera especial, puedes decirlo.

Por instinto, Neón apuntaba a la mujer con su arma, con su visor y con sus manos que presionaban sus muslos, incrustando así sus uñas al punto de que ya parecían ser ella. Llevó el cañon del arma hacía su coño, claro, que solo lo apoyó pesadamente en su entrepierna.

❝ Estoy realmente duro, así que tendrás que mostrarme algo más antes de que te haga una avenida en medio de tu cuerpo.

El filo de las garras ajenas eran como caricias suaves para ella, que ansiaba experimentar sentimientos extremos, empujándose siempre un poco más de lo que sabía y conocía de su propia resistencia. Muchas veces sobre estimándose por haber salido ilesa de cada peligro en el que se había metido. Incluso sin quererlo, su manera de actuar posaba como seductora, así cuando su mano escaló a la que estaba sobre su muslo hasta apoyarse a la altura de su hombro. Liz cerró los ojos por un instante, concentrándose para invocar "oscuridad".

Aquella llenaría la habitación como una niebla espesa que tragaba cualquier luz o reflejo, opacaba cualquier cámara y lente de visión nocturna que pudiera haber. Podía resultar avasallador, pero sólo duraría unos segundos, al no conocer bien cómo mantener aquel hechizo, la oscuridad se desvanecería despacio como si poco a poco se abrieran unas cortinas.

—¡Ugh! —resopló, frustrada, echándose hacia atrás y llevándose la mano a la sien— Necesito practicar.

Acarició aquel muslo con sus garras, por encima de la quemadura ya sanada. Neón entendía que, a menos que le asesinase, Liz soportaría cualquier tipo de tortura, cualquier tipo de daño. La luz roja de su sensor hablaba por él, la escaneaba completamente, sin pudor alguno iluminaba ese rostro de ojos oscuros en plena metamorfosis. No entendía las ideas de "romántico" más allá de la idea de dominio y posesión.

❝ Lo recuerdo, y bien te dije que no vuelvas a hacerlo. Pero... ¿Qué otros trucos te sabes? Quiero verlos.

Lo demandó, de hecho, incluso su mano acarició los muslos ajenos con la punta de sus uñas. Inquieta aquella mano, se permitió mantener presión con sus garras, conformando líneas rojas de ser capaz de cortar esa piel.

Se puso cómoda, con el brazo sano se apoyó del colchón para reclinarse levemente hacia atrás, y extendía así su pierna sobre él para que pudiera hacer cuánto quisiera.

—Está funcionando, sigue, sigue. —alzó el brazo que había recibido el disparo, viéndolo mejor, abrió y cerró el puño con dificultad, sintiendo mucho dolor aún. Estaba inmersa en la sensación, nunca había sentido dolor así, a pesar de haberse quebrado huesos anteriormente. —No sé si pueda hacerse eso, aunque siempre podemos intentar. ¿No sería eso romántico? ¡Seríamos uno solo! Para siempre. —su mirada volvió a Neon, sin poder disimular su amor obsesivo por el borg, sus ansias de posesión insanas. Así, se incorporó para acercársele. Sus ojos se tornaron oscuros, como si la pupila se dilatara y escondiera completamente el color miel de sus ojos.

—¿Recuerdas cómo entré a tu mente, Daddy? —sonreía— Eso lo aprendí hace poco, casi por accidente. Hay mucho más que puedo hacer, ¿deseas ver un truco divertido?

❝ Más de lo que crees.

Neón estaba extasiado, no porque el aroma de disparos actuaba en él como el incienso perfumado de una fragancia femenina acribillada, néctar del más preciado para el Merc. Detrás de su armadura se escondía un ser pensativo, inquisitivo y receptivo de muy pocas cosas, esta era una de ellas: Veía en Liz un arma de esas que solo poseen las leyendas. Un arma es la esposa del Merc, para ellos el arma es la única compañera incondicional que poseen. Un Merc no es nada sin su arma, el arma no es nada sin el Merc, así es la forma de vida primitiva que el borg escogió para sí, y en su muy retorcida mente, tenía enfrente a dicho instrumento consumado en placer. Como cuando limpiaba su Malorian, el propio Neón se atrevió a alzar su mano para acariciar no flagelado de ella, más la punta de su uña dibujaría una suave linea punzante.

❝ No solo eso, voy a meter tu esencia en mí, buscaré la forma de llevarte en mis venas. Necesito esa capacidad.

— ¿Ves? Te lo dije — entre una risa, sorprendida en su propia habilidad por recuperar un brazo destruido. Le impresionaba ver cuánto podía hacer el arma de Neon; lo tomaría como una pequeña lección. Poco a poco la carne parecía unirse como si fueran tentáculos de piel y sangre, tardándose aún por la severidad de la herida. Tanto dolía que apenas se había dado cuenta que estaba apoyando el cañón en su pierna, fue el olor lo que la llamó a girar la cara en la dirección de su pierna. A comparación, el dolor no era lo suficiente como para molestarle, sino que era el equivalente de un pinchanzo. Lo que sí, el aroma a piel quemada le perturbaba, siendo su preocupación mayor cómo eso afectaría el aroma de su habitación perfumada. Viendo que estaba causándole dolor sin más, alzó la mirada hacia él.

—¿Estás intentando excitarme? —carcajeó, como si nada, y extendió la pierna para subirla en las de él.— Siéntete libre de experimentar. Sí duele, pero recien comí. Me ayuda a recuperarme rápido.

❝ Interesante...
En verdad lo era, conocía algo similar: Nanobots que podían multiplicar células para regenerar heridas. Entre hueso, carne y sangre, Neón incluso fue salpicado en la abertura de su casco, permitiendo ver ese cristal negro con su luz roja opacado por lo restos chamuscados de Liz. El brazo fue arrancado de su lugar, y de no ser por esas cualidades increíbles, hubiera sido irreversible. Ella superaba con creces cualquier tech posible, y su aptitud psicológica ante el dolor no tenía precedentes, incluso podría superar al propio merch en eso. El cañón humeante fue apoyado en el muslo ajeno, al estar ella sentada, quería contemplar si podría regenerar varías heridas o si la distracción del cañón sobrecalentado era suficiente para impedir la curación. El arma en ese momento no podría ser otra cosa que un fragmento de acero muy caliente, que podría generar quemaduras de segundo grado en alguien normal.
❝ ¿Y? ¿duele? Voy a hacer experimentos contigo. Quizás pueda mejorarme.

— ¡AH! U-ugh. — Ni siquiera había podido responder un "sí" antes de que la bala diera con su brazo, siendo invadida por un dolor muy avasallador, que la hicieron inclinarse hacia adelante y lagrimear; a simple vista parecía que por su reacción se había arrepentido de lo que había hecho por no haber calculado el calibre del arma de Neon, pero de cierta manera le parecía perfecto. Liz jadeó, cerrando el puño para contener el malestar. — A-auch. Eso dolió, mucho. —respiró, soltando una risa, más burlándose de sí misma. Se echó hacia atrás un poco, aún con el brazo extendido, usando su mano contraria para empujar el músculo deformado en su lugar, como si juntara una masa. Poco a poco, la carne empezó a recuperarse, aunque dolorosos eran los fragmentos del hueso, el brazo empezó a reconstruirse a sí mismo como por arte de magia.
— Normalmente es más rápido, pero... no sabía que me ibas a destruir el brazo completamente. —se excusó, limpiándose las lágrimas con el dorso de su mano buena.