— Aquellos labios eran su perdición, aquel hombre era todo lo que ella podría decir y estaba segura que sería así hasta el día de su muerte, sus manos se deslizaron por aquella espalda sintiendo como aquella boca devoraba la propia, no dudo en enredar su lengua con la de este dejando ir unos cuantos gemidos, se sentía completa más de lo que podría imaginar, era como si este hubiera llenado aquel vació que tanto parecía angustiarle, un nuevo jadeo escapo de sus labios cuando este le tomo de forma posesiva, como si ansiara más y más de ella, no había nada que decir estaba dispuesta a dárselo todo si era necesario, de nuevo y sin arrepentimientos, un nuevo jadeo escapo, uno tras otro con tan solo sentirlo tan suyo.

Presiono con más fuerza esa esbelta cintura femenil para pegar más su cuerpo al de ella, sintiendo como ese par de senos eran aplastados por la parte frontal de ese gran y fornido cuerpo que posee. Acto seguido, de manera delicada paso el dorso de su diestra sobre la mejilla de su amada antes de cumplir su petición y arrojarse sobre sus labios, para besarla introduciendo su larga lengua que envuelve la otra para comenzar una lasciva danza que solo provoca que la saliva de ambos se derrame por las comisuras y se deslicen delgadas lineas por todo el mentón de ella. Las enormes manos del ancestro deciden deslizarse por su cuerpo hasta sus glúteo que aprieta a la par con fuerza, la delgada y mojada tela le permite sentir a la perfección lo suave que estas eran, aun así mete sus manos majo la tela para sentirlas mejor.

— Permaneció quieta sin desviar la mirada de aquellos ojos, sus manos temblaron un tanto solo por el temor de no saber que hacer, pero estaba segura que esto tenía que ver con sus nervios nada más, solo dejo ir un suspiro a su vez que cerraba sus ojos por un instante nuevamente para después abrir estos, notó como este se adentraba y parecía acercarse a ella, pero aún así se lo permitió notando como este quedaba justo en frente.

— Caín... — Dejo escuchar el nombre de este al salir de sus labios, sintiendo el roce de aquellos dedos en su mentón, su cuerpo parecía relajarse reconociendo el tacto de su amado, el siempre logro todo en ella tanto que incluso sentía la necesidad de sentirlo, lentamente sus manos se elevaron apoyándose sobre el pecho contrario, no sabía que decirle pero estaba segura que aquello solo sería lo que deseaba.

— Bésame ....

Su expresión decía mucho, la sorpresa y el temor en esos ojos en ella eran notorio, así como él al inicio había quedo atónito al vislumbrar esa perfecta figura a la distancia y temor por que esta fuera una simple ilusión de su mente, pero él estaba seguro que la que se mantenía de pie bajo las aguas de esa cascada era Blue, su amada blue. —Si, soy yo. Caín — Penso que jamás volvería a verla, pero ahí estaba.

Se adentro al agua, no había problema de que su indumentaria se mojara pues sólo portaba unos bóxers, ¿Y como había acabado así? Saber eso realmente no importaba mucho cuando ambos se había reunido después de tanto tiempo, luego de entrar al agua camino hacia ella hasta acortar distancia, él tan alto debía inclinar si rostro para poder verla a los ojos mientras tomaba su mentón con deseos de besarla, pero no lo hizo, quería escuchar antes lo que ella tenia que decir de su encuentro.

— Tomaba aquel baño con suma calma, se había ido a las montañas para poder relajar sus pensamientos y su cuerpo, necesitaba olvidar todo lo que había acontecido ahora último pero al oír aquella voz no pudo evitar sorprenderse, se giro con sutileza encontrando allí a ese hombre que tiempo atrás le había robado su corazón y su alma, pero no pudo evitar apretar sus labios al parecer nada de eso había cambiado a pesar de la perdida de la hija de ambos.

— ¿Caín? — Se cuestionó más así misma, sin saber si este era real o solo un sueño, no quiso moverse temía que si lo hacía aquella imagen se desvaneciera ante sus ojos, así que cerro los propios en espera de calmar el temblor en su cuerpo.

—¿Que veo? Una bella Ninfa— Llego ahí sin ser detectado, hasta que emitió con su voz de barítono aquellas simples palabras a espaldas de la fémina anunciando su presencia en aquel lugar.

No esperaba ese reencuentro, no en ese lugar muy apartado de la civilización, pero se sentía de algún modo afortunado de haberla la encontrado, porque sabia bien quien era, su figura era inconfundible y su fragancia no había cambiado siendo este ultimo lo que lo atrajo al lugar.