-Siempre había sentido un mórbido apego por saber lo que resguarda la muerte una vez que llega a concluir la vida de un ser, y precisamente en aquella mañana del mes de abril, Sapphire estaba presenciando el acto del asesinato, o al menos, sus ojos veían aquel cadáver tendido en el piso bajo un enorme charco de su propia sangre y la cabeza del individuo hecha añicos. Por fin, su deseo sé cumplió, pues precisamente decidió aquel día para escapar del colegio y buscar una vida más digna, pues ningún niño de la escuela suele compartir su mismo gusto por la sangre humana y las distintas muertes que existen. Juiciosa se aproximó al cuerpo, colocándose de cuclillas y comenzando a manosear la sangre que se esparció, sin embargo, se detuvo pues sintió una mirada, sin duda alguna alguien más le estaba observando.-