—Siempre lo hago, sweetie.

— Entonces duerme entre mis brazos, darling.

—¿No se supone que ya estabas cansada? No me tientes, Eve, no me tientes.

— ¿Quieres que te canse hasta que te duermas entre mis brazos?

Sus ojos permanecieron unos segundos más en la pantalla, lo suficiente para volver a poner su atención en la diva. —Ven, vamos. —extendió la mano libre para tomar una de las ajenas, la más cercana a ella, sujetarla y atraerla un poco. —Las chicas se han dormido ya, y yo como siempre sin poder dormir.

— Lo sé.

Guardó la foto de su zorrita para ponerla de fondo. Le había encantado.

—Si estás buscando que lo confirme, estás muy equivocada. —giró el móvil de momento, como si fingiera ponerle atención al dispositivo. —... Dios, luces perfecta. [?]

— Hasta dormida luzco perfecta. Debe ser porque la tomaste tú.

En realidad se sentia halagada. Pero no lo admitiría en voz alta.

—¿Te digo un secreto? Mi fondo de pantalla es una foto tuya... Dormida. —y para comprobarlo, saca el móvil y se lo muestra. Pues en efecto, era una foto de Eve y que ella misma le tomó.

— Nunca pensé que en realidad podría poner un fondo de pantalla que no fuese una foto mía, pero... Creo que necesito esta foto ahí.